25
AÑOS DE LA CONVENCION DE LOS DERECHOS DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS
COMPARSA NIÑA MUJER COLEGIO AGUSTIN FERNANDEZ SEDE B J TARDE
20 DE NOVIEMBRE DE 2014
CARNAVAL EPI
SEMILLEROS DE PAZ
TALLER SEMILLERO OCTUBRE 2014 SEDE B
SOMOS MEDIADORES DE PAZSEDE B
HOMENAJE A MAESTRAS Y MAESTROS DE DERECHOS HUMANOS, MEMORIA Y GENERO
ORQUESTA DE BRUNO DIAZ
18 DE OCTUBRE DE 2104
YASHAIWASI: ENTRE REALIDADES Y SUEÑOS
El siguiente es un relato en donde Yashaiwasi, quien alberga en su cuerpo una
comunidad de seres humanos, se lamenta por que sufre serias lesiones que le han causado. Yashaiwasi triste, cae en un profundo sueño, en donde la magia de los sentidos
evoca impulsos que inician
en su cuerpo una transformación, que le hará
recobrar de nuevo la vitalidad.
Hace más de 80 años, mi cuerpo ha sido testigo casi mudo del paso de varias generaciones, de seres que han vivido historias en este mi territorio, dejando huellas
con su manera de relacionarse, sus
gestos, sus
palabras y sus
prácticas. En este trayecto hay situaciones
que me han venido preocupando.
Atardeciendo un día, un sonido no del todo extraño, detuvo mi corazón
y mi rutina. Supe enseguida que el padrastro
de
Geraldine había sido esta vez la víctima. Se fueron del barrio. No hubo
nadie que entendiese
el dolor de él,
confinado
a una silla
de ruedas,
que por justicia no humana, empezó a
dar asomos de lenta recuperación. A pesar de las duras circunstancias no tuvieron
otra
opción que volver.
Cotidianamente mis ojos alcanzan miradas que me acercan a lejanías de
humanidad y certezas de acompañada violencia. Felipe, es amenazado por un chico de séptimo grado. Julián,
fue
durante muchos
años víctima
de matoneo; objeto de burla. En
una ocasión fue
empujado del pupitre que
compartía con otro. Poco después, recibió una carta cuyos remitentes, un grupo de compañeros hombres,
le decían si quería ser su novio. Ya en grado undécimo, él alistaba automáticamente una postura corporal
defensiva y agresiva, ante la costumbre de
sólo
recibir humillaciones y ultrajes.
Gran espacio de mi cuerpo es ocupado, casi exclusivamente por muchachos,
donde las palabras toscas, imprimen más fuerza al balón durante los encuentros
deportivos; ellos se sienten más fuertes.
Las niñas, por lo general, sentadas, alrededor de las canchas charlando, durante los partidos, detienen sus
diálogos para
volcarse al mundo masculino en actitud casi
de
éxtasis.
Allí mismo, para muchos la compañía de los Ipods, es a veces recurrente; pretexto
en
algunos para presumir, pero en Adriana, compañero para disimular su soledad,
siempre en un rincón del corredor oriental.
¡Cómo me duele mi corazón! En el diario caminar de estos seres por
mi
piel, muchas veces los
adultos llevan su rostro adusto y
marcan relaciones verticales con los más jóvenes y los pequeños; manejan en un lenguaje implícito y explícito
lejanía, distancia y desencuentros.
A puerta cerrada,
al interior de algunos de
mis
órganos, Lucy, el viernes pasado, en sus ojos,
manos y rostro expresaba
delatador nerviosismo de principiante en las artes del timo. Dominada por Paula, sostiene un silencio cómplice ante el hurto
del
esfero de Laura. Frente al llamado de Oscar, el
maestro, quien fue puesto al tanto por Alexandra, aquella devuelve el bolígrafo, no sin antes
decir que se lo
había encontrado.
En un lugar contiguo,
Iván con su mano y mente ágiles, copiaba la
tarea de Jesús, orgulloso de engañar a su maestra.
Carmen, Fabio y John, con su habilidad de "escultores”,
tallaban surcos a las
tablas de los pupitres,
sobre los cuales no querían posteriormente escribir, porque
la superficie les
resultaba muy áspera
e irregular.
Maritza, una maestra,
pasa debajo del balcón del segundo piso y siente lluvia en
su cabeza o quizá un escupitajo.
Estos hechos
erizan mi piel, al igual que
el nuevo accesorio que me han puesto,
un
terigio de rombos metálicos verdes que confina no sólo mi vista sino que
marca mis pasos y limita los espacios,
de por sí insuficientes para
la cantidad de
seres que me transitan: discapacitados muchas veces para compartir éste su
territorio común.
Los miembros de mi cuerpo me duelen porque están aislados unos de otros, aunque tal normalidad es aceptada por
ellos, minando significativamente mi dignidad.
Asomándose fuera de su
piel
Estos actos insensibles a la interacción de los humanos me lastiman, pero
asomándome por
los poros de mi piel para observar fuera de mí, la tristeza es
mayor. Cada vez que veo a mi alrededor, vuelve esa fría sensación que me recorre, la busco y no sé en qué parte de mi cuerpo habita. Es en mis pies, en mis
manos, mi cabeza y mi ombligo. Me invade por momentos a tal punto que no me
siento pero sí, ¡ahí estoy!, siendo testigo de seres que reclaman por su palpitar.
Me
rasguñan, gimen,
patean, son muchas las voces que se unen: Carlos, Rafa,
José, María, Jack, Anita, Lina, Roberto Álvaro, Miguel
entre muchas más. Son
voces de
colores, con
sabor a tierra, a cerro, a sueños, a vidas
troncadas.
¡Quisiera prender luces diarias por ellos! No olvido el día de la
muerte de Juan.
Todos los jóvenes salieron corriendo a dejar sus maletas en casa
y
colocarse
su camiseta negra para
pintarse la cara en
el punto de
encuentro, acompañando así
el
ritual de despedida. Por más que
fue
rescatado del consumo
de
droga, no se
pudo rescatar
de las estructuras que a ella le rodean.
O la trágica muerte de Rafita, otro pequeño alumno, tierno y amable, quien llegaba a mediodía a pasar en mi suelo la tarde, recorriendo desde el comedor comunitario las calles y casas vecinas, no sin antes arrancar con sus suaves manos una
flor para,
en un ritual diario,
entregar a su profe acompañada en ocasiones del postre al que tenía derecho en su almuerzo. Cariñoso, amable,
irradiaba una paz y calma hacia los demás.
Era definitivamente un mediador en el aula. En situaciones problemáticas de relaciones entre unos y otros, intervenía
dialogando y
propiciando acuerdos
entre
sus
amigos. Su madre iniciaba esa
mañana su trabajo en flores, su hermano no vendría conmigo porque no tenía plata para el transporte de la salida pedagógica, quedando a cambio del cuidado de su pequeño hermanito. Subió por la escalera del
inquilinato para arreglar unas tejas rotas y
coger una cometa de sueños que estaba atrapada
en el tejado. Con
sus
cinco años no pudo manejar tal travesía y
cayó al suelo muriendo ocho horas después. Como duele, esta y muchas
otras muertes.
O el día de la marcha de antorchas en la que muchas apuestas tejidas por familias reivindicaban el territorio para manifestarse en defensa de la vida. Ochenta y siete
vidas usurpadas. Como duelen estas
heridas a mi cuerpo. Es todo un PEI de la
vida
trazado en la
calle, en la esquina, con el dolor ajeno, con
panfletos
estigmatizantes, con historias de grito por la reivindicación de su vida y sus derechos.
Siento ardor en mi estómago y mi corazón que me mueve a intentar levantar mi voz y
transitar las aulas y los pasillos de las letras y el conocimiento, y
más allá, por
el puente, la calle, las casas. Mi voz, casi siempre enmudecida.
Las partes del cuerpo hablan
El dolor agota a Yashaiwasi por este sinnúmero de preocupaciones. Se debate sin
encontrar soluciones. Una noche mientras duerme,
sueña escuchando su propia voz, hablándose,
mostrándose, narrándose… ¡qué son los sueños sino aquellos caminos
anhelados por donde se quiere andar! Pensó. Era claro que necesitaba un nuevo cuerpo, pero no podía ignorar su vieja y maltratada osamenta.
Así diferentes partes
del
cuerpo de Yashaiwasi se comunican haciendo entusiastas
propuestas y respondiendo a su llamado.
Talvez la solución a mis dramas provenga del esfuerzo mancomunado de todas las
partes de mi cuerpo. Trabajaré con los
humanos más
pequeños, para
alimentarnos de vitaminas que fortalezcan la diversidad, la familia, la comunidad, la memoria y
el ambiente. Estoy de acuerdo expresa la cabeza con
un movimiento vertical y rítmico y propone que se deben trabajar preguntas
tan importantes como ¿quién soy
yo?, ¿por qué
es importante mi
familia?, ¿qué es eso del medio ambiente?, ¿qué es lo que recuerdo de mi y de mi
familia?, ¿de
dónde proviene el agua que consumo?; en especial, ¿qué es la vida y por qué debemos valorarla? Estas preguntas entre
muchas otras. El corazón asintiendo
propone que es fundamental aprender a conocer todas las emociones y sentimientos que experimentamos
para
saber cómo y cuándo es que los utilizamos y sobre todo cómo podríamos enriquecer
la vida
usándolas mejor,
cuando niñas,
niños,
jóvenes y adultos se relacionan entre ellos.
Las piernas y los pies,
con
sus
lenguajes particulares, señalaron caminos
necesarios de
construir
en donde se tuviera en
cuenta que es fundamental para los
seres humanos moverse, jugar, reunirse y asociarse con otros en lugares y en tiempos en donde el respeto por los otros se vivieran mejor. Los brazos y
las manos, actuando como potentes mimos, hablaron y dejaron clarísimo que se necesitaba defender la
vida…la bella vida y
las libertades,
como aquellas de la libre expresión, la opción sexual,
la elección del credo y
la ideología; frente a lo cual el vientre aplaude y
recuerda que la alimentación y
la sexualidad deben ser fortalecidas en el nuevo
cuerpo.
La boca, hasta el momento muda, sonríe y hace un gran ofrecimiento: sería la traductora oficial de cada parte
del cuerpo, expresando lo más
fiel
posible sus inquietudes, evitando al máximo utilizar palabras de manera ofensiva, gestos que
pudieran hacer sentir mal
a alguien o vocabularios
mal
intencionados que
provocaran disgustos, discusiones o peleas.
Las orejas, prestando mucha atención, le piden a la
traductora oficial que comunique vehementemente lo siguiente: “estaremos ocupadas
cuando las palabras o los sonidos emitidos
para
desunir, apartar,
herir sean pronunciados y por el
contrario nos agrandaremos a las palabras y sonidos que busquen mejorar
las prácticas que pretendan armonizar
pensamientos y acciones”.
Los ojos pícaros observan el escenario y se iluminan, queriendo participar; le piden a la
boca y a las manos
sean
sus intermediarios y
comuniquen este mensaje: “estaremos
pendientes, y bien abiertos, a observar detenidamente la forma como
cumplimos
o no,
todas estas
proclamas; queremos comprender
diferentes formas de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos. Miradas que
borren el odio y
el rencor, que mágicamente transformen los tonos grisáceos en paisajes coloridos que indiquen amor,
comprensión y diversidad, que además de
mirar los acontecimientos podamos observarlos para actuar sobre ellos y cambiar
lo que lastime”.
De repente, son interrumpidos por la cabeza cuando les
recuerda que para transformar
la realidad, la conciencia se ofrece a construir lo que
denominó: UNA MIRADA CRITICA y ACTIVA.
Las manos, en un momento de inspiración
y pragmatismo comienzan a moverse frenéticamente de un lado para el otro,
de
arriba hacia abajo y con cada
movimiento van dejando a su paso unas estelas finas, pero fuertes, que poco
a poco forman una malla. La atención capturada de los ojos, las
orejas, la cabeza, el
corazón, el vientre y las piernas inundan el lugar con una pregunta: ¿acaso nos
quieren enredar aún más? No queremos mallas, ya que duelen y
no
permiten un movimiento genuino, dijeron. Un rápido e incomprensible movimiento de dedos señalan directamente a la boca, quien se percata de su distraída presencia y con
afán traduce el alboroto de las manos: la
malla no es para enredar…es para ordenar, establecer propósitos y
fijar horizontes. Allí se deben colocar los compromisos y las intenciones de todas nosotras las partes
del cuerpo, como una
guía a la cual todos
puedan recurrir en busca de orientación y en donde se
organicen los sueños, a modo de ciclos y cada uno hable sobre lo que necesita y lo que hay que hacer.
Y con unos principios
claros: SIN CUERPO
NO HAY DERECHOS, NO HAY DERECHOS SIN LOS OTROS Y LOS DERECHOS
HUMANOS SE VIVEN, NO SE ADQUIEREN.
Así,
cimientos como la diversidad, la
familia y la comunidad, la memoria, el ambiente y la acción social colectiva se robustecían cada vez más
e inundaban todo el
cuerpo con nuevos alientos, en
donde cada parte de Yashaiwasi comenzaba a experimentar cambios, retándole
a moverse en una danza armónica y dinámica; cada parte de ellas, con sus propios ritmos
y tiempos encontraban por
sí mismas las maneras de dialogar con las otras.
Es increíble la imagen: las manos y
los pies se fijaban en la boca y
en
el corazón
cada
vez que querían moverse; y los ojos, los ojos se querían desorbitar de alegría cuando miraban a las orejas
concentradas
en
todos los lenguajes que allí recién nacían
y en
donde escuchaban que
las
emociones
y los
sentimientos
deambulaban libres
y se
estacionaban complacientes
a la
espera de ser
seducidas por las manos, los pies, el vientre o hasta la fría cabeza. Todo esto era posible gracias al escenario que tejía la malla, que
a decir verdad tomaba forma cada vez
más
de un gran espiral que envolvía el
cuerpo de Yashaiwasi, permitiendo reconocerse a sí mismo y a su gran diversidad.
Yashaiwasi despertó del sueño con el ánimo renovado, sintiendo que aún podía superar la desesperanza. Respiró profundo y
le envolvió la sensación de nuevos
aromas. Yashaiwasi, supo que su cuerpo se componía de diversas partes llenas
de
talento y creatividad, que su misión a partir de ahora era la de trabajar por
articularlas e
integrarlas y
entonces, sintió de nuevo fuerzas para abrazar al
mundo.
En Quechua, Yashaiwasi significa escuela o templo del saber.